La idea tras esta estrategia es básica, el público interactúa y comparte más cuando se vincula emocionalmente con algo. Para que un contenido o perfil se vuelva viral, entran en juego las emociones y al algoritmo de las principales redes sociales le encanta ver que un post tiene reacciones fuertes. No le importa que esas interacciones sean positivas o negativas.
Infinidad de jóvenes dedican un esfuerzo físico y mental tremendo a mostrar su mejor cara para ganar followers en Instagram sin valorar otros factores que influyen en el éxito que un perfil tiene en la red social. Eso les produce una ansiedad con la que tendrán que convivir al compararse continuamente con cuentas que tienen miles de seguidores y un apoyo profesional detrás.
España aparece en el puesto número 13 en consumo de pornografía según Pornhub. Estadísticamente esto contradice la estadística anterior y nos coloca por delante de los países nórdicos en consumo de pornografía. Pero, si un país es líder en consumo ¿Significa esto que se expone a que haya más violaciones?
Los jovenes ya no leen. Es una frase se repite como quien dice que va a llover. Y quizás el dato venga por los descensos de ventas. Imagino que las editoriales no han sabido sacar partido a los libros de Youtubers e Influencers, o igual es que nos concentramos menos. Pero desde que trabajo en una librería el pasillo de la sección de fantasía se llena de adolescentes que se sientan en el suelo para elegir qué leer después de Juego de Tronos. No sé si es por eso de veras, pero probablemente les haya picado la curiosidad de mirar al abismo de todas esas historias que construirán parte de su identidad en un futuro.
Es en las distancias cortas cuando se ven las diferencias con una conversación online. Cuando pasas un tiempo con alguien estás mirando dentro de esa persona, puedes ver sus gestos, la textura de su piel o incluso el modo en el que se peina. Al entrevistar a alguien en persona pueden intuirse muchas dimensiones de su personalidad escuchando su voz o viendo cómo gesticula.