Que la saga “Alien” convirtió a Sigourney Weaver en un icono del feminismo en el cine no es ningún secreto. Interpretó a uno de los personajes femeninos con más fuerza en la gran y pequeña pantalla. Y tiene mérito. Los 80 se caracterizaron en el cine de terror comercial por representar personajes femeninos débiles o directamente inexistentes.
Cuando ellas no eran una excusa para aumentar las escenas de muertes lo eran como final girl, ese personaje que siempre se salva por los pelos en los últimos momentos de la película. Pero en 1979 algo cambió y se dio la vuelta a los clichés de la “chica final” para convertirlos en algo totalmente distinto: Ellen Ripley.
La película de Ridley Scott le dio un giro a la narrativa cinematográfica del momento, llegando a crear una historia que algunos críticos han calificado de “protofeminista” dentro de la ciencia-ficción. Aunque la criatura, el octavo pasajero, también supuso un concepto rompedor para el cine de la época. “Alien” usó el sexo para crear una de las cintas de culto más importantes en el género de terror y la ciencia-ficción.
Sigourney Weaver, un icono del feminismo en el cine
Hace ya 40 años que Ellen Ripley recorría los estrechos pasillos de la nave Nostromo, escapando de un terror desconocido que estaba acabando con sus compañeros uno por uno.
La película es tan ambigua en algunos aspectos que cuesta identificar al protagonista en un primer momento. Por supuesto, cada personaje tiene un grado y un puesto asignado, pero a medida que el xenomorfo -es el nombre del monstruo- los caza, se va revelando el protagonismo de Ellen Ripley y su capacidad de liderazgo.
Todavía hoy se la considera una de las primeras heroínas del sci-fi. Ripley rompió esquemas con su personalidad valiente, a veces autoritaria pero colaboradora. A largo plazo ha calado más que otras icónicas películas de extraterrestres como aquella primera entrega de “Predator” tan llena de testosterona o “The Thing” (La Cosa) donde todos los personajes eran masculinos. Ellen Ripley es una de las protagonistas femeninas más fuertes y potentes que nos ha dejado el cine de cualquier género. De hecho Rotten Tomatoes la coloca en primer lugar en su lista de «Heroínas sin miedo que nos inspiran».
Otra peculiaridad del guion de “Alien” era que ni el personaje interpretado por Sigourney Weaver, ni ninguno de los pasajeros de la Nostromo, eran grandes astronautas ni personajes con una fuerza o inteligencia reconocidos. La cinta también es el relato de una clase obrera que se ve aislada en el espacio sin muchas opciones de supervivencia frente a la indiferencia total de la Weyland-Yutani Corporation, que es la agencia contratante.
De hecho, las primeras entregas de la saga “Alien” tienen tanto de Ripley enfrentándose al corporativismo frío de esta empresa y su afán colonizador como lo tiene de tratar de sobrevivir a la amenaza del xenomorfo.
“Voy a inquietar a los hombres”. Así usó “Alien” el sexo para generar terror
Ripley comparte protagonismo con la criatura, el xenomorfo con su característica cabeza fálica capaz de crecer en las entrañas de cualquier personaje y destruirlo desde dentro. Ese nacimiento grotesco es, aun a día de hoy, una de las escenas más icónicas del género.
La película podría verse como una vendetta hacia esos estereotipos del cine de terror en el que las presas del monstruo o el asesino son predominantemente mujeres. En esa misma década se había estrenado “La última casa a la izquierda”, que empieza con dos jóvenes violadas por un grupo de criminales. Y un año después del estreno de “Alien”, salía “Viernes 13”, la primera película de la saga de Jason Vorhees y una mítica del género slasher, en la que se asentaba el cliché de que los personajes más sexuales mueren primero y es la virgen la que se salva. También “Pesadilla en Elm Street” donde la inocencia y la testosterona adolescentes se repartían en personajes cliché.
El propio guionista, Dan O’Bannon, reconoció su intención mientras escribía la película: “así es como voy a irritar al público; los voy a agredir sexualmente. No voy a ir detrás de las mujeres, voy a inquietar a los hombres”.
Se cuenta que el origen del diseño del monstruo se remonta a una colaboración fallida entre O’Bannon y Alejandro Jodorowsky para adaptar la novela “Dune” al cine. En el proceso entró en contacto con H.R. Giger. Años después, preparando el rodaje de “Alien”, O’Bannon le regaló a Ridley Scott una copia del Necronomicon, un recopilatorio de los trabajos de Giger. El diseño de Necronom IV le impactó tanto que acabó influyendo casi totalmente en la apariencia del extraterrestre.
Freud y el cine de terror. Simbología sexual en “Alien”
La simbología de “Alien” tiene varias dimensiones sexuales. Nada de ello es casual ni se debe solo al guion de la película. Empezando ya por el diseño, se buscaron esos matices relacionados con la sexualidad y la genitalidad que han caracterizado la obra del pintor y escultor H.R. Giger. Se le conoce por mezclar formas orgánicas con elementos más industriales, y por añadir un componente erótico. Esto explicaría por qué su diseño del xenomorfo se camufla con la nave Nostromo en algunas escenas.
Su trabajo en esta película podría clasificarse en body horror, que se centra en generar terror a través de alteraciones anormales del cuerpo humano. El subgénero tiene su representación más popular en “The Fly” (La Mosca) de David Cronemberg, pero “Alien” también está influido por el terror cósmico de H.P. Lovecraft e incluso algunos elementos freudianos.
Facehugger: la violación
El xenomorfo proviene de un huevo cuya “boca” se ha comparado con una forma vaginal. De él sale la criatura conocida como facehugger, que salta a la cara de la víctima abrazándose con sus cinco patas. Es entonces cuando fuerza una de sus protuberancias por la garganta para implantar el embrión de lo que será un chestburster, algo así como un alien bebé.
Chestburster: el embarazo
En su estado inicial el xenomorfo se comporta igual que un parásito porque se reproduce a partir de otras especies. Después de que el facehugger ataque a su víctima y la “embarace” con el embrión, la criatura se desarrolla a expensas del cuerpo humano hasta completar su desarrollo. Después se produce la famosa escena en la que nace de las entrañas de uno de los tripulantes de la Nostromo. Lo cual, por cierto, jugaría con la idea de que un hombre acarree con las consecuencias de una violación a través del embarazo hasta dar a luz.
Xenomorfo: la violencia sexual
Como adulto, el xenomorfo tiene unas connotaciones sexuales mucho más evidentes que en la etapa anterior. La cabeza es totalmente fálica, pero su diseño lo lleva más allá con sus características mandíbulas retráctiles, también con forma de pene. En ese punto, la mayor parte de las muertes se deben a la introducción forzosa –violación– de esta mandíbula en el cuerpo de la víctima.
Lo desconocido inspira miedo. En este el espacio lleva años siendo uno de los escenarios favoritos para explorar esta forma narrativa de terror. Pero “Alien” se mueve entre ese miedo a lo extraterrestre y nuestro propio miedo a lo sexual. La película dio la vuelta a nuestra biología y consiguió reflejar gráficamente la depravación de elementos sexuales a través de lo violento y lo extraño.

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En 1979 se estrenaron, junto con “Alien”, “Phantasm” de Don Coscarelli, “Terror en Amityville” de Stuart Rosenberg y el remake de “Nosferatu” de Werner Herzog. Película que, por cierto, podría tener un nuevo remake de la mano del director Robert Eggers, que también exploró el papel de los personajes femeninos liderando la narrativa en su película “La Bruja”.