Para terminar el año tuve una de las experiencias más positivas de la temporada y quería compartirla en el blog. Tiene que ver más con charlas de educación sexual en institutos que con la investigación sobre abusos sexuales en sí. Pero también va sobre emprendimiento, jóvenes que inspiran y la huella que los adolescentes dejan en redes sociales.
“Me parece que hablar con adolescentes es la parte más importante de mi trabajo, porque son el público objetivo y son quienes más afectados están y quienes más van a estar influidos”.
Ismael López Fauste
Anna Plans, la presidenta de la Asociación de Consumidores de Medios Audiovisuales de Cataluña me invitó para hacer un experimento relacionado con la hipersexualización en la adolescencia que se organizó en un instituto. No es que fuera una charla de sexualidad para jóvenes al uso, porque allí nos juntamos dos periodistas, una asesora de imagen, una neurocientífica, una especialista en comunicación, un emprendedor del mundo digital, un ingeniero que ayudó a su pueblo natal en Camerún a tener agua corriente e incluso un mago.

Yo hablé de lo mío. Ya había dado charlas sobre educación sexual en institutos y salí tan contento como siempre. Lo he comentado varias veces, mi postura sobre los jóvenes y el futuro apunta hacia el optimismo, y solo mejora a medida que hablo con ellos y me transmiten su curiosidad y les oigo expresar todas sus inquietudes.
Compartí ponencia además de con Anna, con Beth Borés, Presidenta de la Asociación Internacional de Consultores de Imagen en España y con la neurocientífica Anna Carballo con la moderación de la periodista Eva Millet. Estuvimos hablando de los nuevos retos a los que se exponen los adolescentes, o los adultos del futuro.
¿Por qué no se habla de educación sexual en institutos?
Hablamos, por supuesto, del espíritu crítico, pero también de los riesgos a los que se exponen estos adolescentes a través de un mal uso de las redes sociales. Principalmente por los comportamientos tóxicos que podrían pasar por alto o ser normalizados sin una adecuada educación afectivo-sexual.
Anna Plans habló del sexting seguro o de la inexistencia del mismo. “En el momento en el que esa foto está en otro teléfono pierdes el control”.
Por otro lado, Borés comentó la importancia de la imagen personal que los adolescentes generan en redes sociales y de los problemas de autoestima que pueden generar. Carballo por su parte nos dejó con una pregunta “¿cuál es el límite saludable de tiempo que nuestro cerebro puede pasar frente a una pantalla?” y, en mi caso, quien se quedó con la pregunta fui yo cuando alguien del público nos preguntó: “¿Por qué no se habla de educación sexual en institutos?”

Y es que la educación sexual es el gran tabú tanto en casa como en la educación primaria y secundaria. El problema es que nos genera mucha curiosidad, pensamos en ello, pero a la hora de hablar nos tira para atrás. ¿Por qué? Prácticamente todos los productos audiovisuales que consumimos giran en torno al sexo. También los que consumen los más jóvenes con series como Élite y sagas literarias como After. Si la sexualidad está en las pantallas, tienen razón, ¿por qué no hay más charlas sobre sexualidad en institutos?
Hablar de sexo con naturalidad
Al final basé mi intervención en ello. Si no se habla de sexo con naturalidad en casa o en el colegio, otro rellenará ese hueco. La pornografía es la única maestra en la educación-sexual de tantos y tantos adolescentes.
Mientras se soluciona -o no- ese problema, nos quedamos con una generación preocupada por que el sexo siga siendo un tema tabú, a veces explicado de una forma dogmática que no entienden, como revelaron a través de algunas preguntas.
En todo caso, y lo digo cada vez más a menudo, la impresión que me llevo casi siempre de mis encuentros con adolescentes es que estos “millenials” y “generación Z” son mucho más autocríticos y tienen una curiosidad más valiente con respecto al sexo.
Es cosa nuestra ahora, como padres, madres y referentes de cualquier tipo estar a la altura de sus inquietudes o dejar que reciban su educación sexual de una pantalla. Intereses e interesados no faltan, desde luego.
